lunes, 25 de octubre de 2010

Pero, ¿quién es Kevin Schwantz?


Todo aficionado al motociclismo que se precie, o simplemente al motor, sabe quien es el gran y mítico Kevin Schwantz


Después de un verano de prácticas en Zaragoza en un lugar donde había jornadas de doce o catorce horas, no sé si por la Expo o por el lugar de trabajo, y donde nunca oí "buen trabajo" o "bien hecho" combinado con cinco años de carrera en una facultad que te arrebata tus sueños periodísticos el primer día que cruzas la puerta... es complicado mantener intactas las ganas de luchar por un sueño y la ilusión.

El 3 de julio supe quién era Kevin Schwantz y aún recuerdo perfectamente la bronca que me echó Mela Chércoles cuando, con la inocencia típica del novato, le dije que no sabía quién era ese señor. El ser parda me acompañará siempre. Tan sólo llevaba tres días de becaria en AS en la sección de MásMotor. La panacea de todo estudiante de periodismo deportivo cuando es seleccionado para hacer las prácticas en un periódico de tirada nacional de estas características es el Real Madrid. También era la mía, no lo negaré, pero, cada día de mi vida, agradezco que me colocasen en la sección dedicada a Motor, mi segunda opción en la lista.

Entre los dos veranos, acumulo unos cinco meses y medio de prácticas en AS. Y no digo cinco meses de becaria porque nunca me sentí como tal. Desde el primer día que aterricé en MásMotor nadie me trató como tal. Y se agradece. Igual que es agradable que te den confianza, que reconozcan tu trabajo, que te enseñen cada día algo que no aprendiste la tarde anterior... Pero, sobretodo, les agradezco que, por primera vez, me hicieran sentir que valía para ser periodista, ese sueño loco de niña hecho realidad. Atrás quedaron profesores de Agustinos que menospreciaron mi carrera, profesores de la universidad que se rieron cuando les dije que quería ser periodista deportiva o que no creían que fuese a ser buena, discusiones con mi padre... Todo eso parece lejano cuando echo la vista atrás y veo todo lo que he aprendido y he plasmado en mi trabajo. En MásMotor he aprendido de F-1 y de motociclismo pero también de rallys y de todas las categorías menores de este deporte. En MásMotor se reavivó la ambición adolescente de tener una moto para disgusto de mi pobre madre. En MásMotor me he reído, he disfrutado como una enana, me lo he pasado genial y he querido trabajar siete días a la semana. En MásMotor viví la final del Mundial en la que España fue campeona, la huelga general o los títulos de Lorenzo y Elías. Un auténtico lujo al alcance de muy pocos. Pero lo mejor es que en MásMotor he sido periodista. He hecho realidad mi sueño. Por eso, hace una semana, me despedí con un 'hasta pronto' porque, algún día cuando se acabe el caos económico que vive España y cuando deje de dar tumbos, espero volver para hacer mi humilde sueño infinito...

Pero nada de esto habría sido posible si no fuese por los compañeros que he tenido con los que nunca me sentí una becaria sino una más. Gracias, de corazón, a Carlos Miquel (ahora embarcado en una nueva aventura), a Raúl, a Rafa, a Mela y a Manuel. No los perdáis de vista ni en el periódico ni en sus blogs o tweets porque son unos periodistas cojonudos pero también son una personas increíbles. Gracias por todo compañeros y... ¡¡Hasta luego!!

jueves, 14 de octubre de 2010

He decidido tomar una decisión

-¿Qué ceno esta noche?
-Pide comida a domicilio.
-No sé, estoy indecisa.
-La vida está llena de decisiones.



Diría algo más. La vida se compone de decisiones. Decisión, me gusta como suena la palabra. Determinación, resolución, fallo, sentencia, dictamen, juicio, parecer, arbitraje. Sinónimos de tal palabra.

Por la mañana suena el despertador y decides si levantarte al instante o alargar ese placentero momento de remolonear bajo las sábanas. ¿Me ducho antes de desayunar o después? La primera comida del día: cereales, rosquillas o tostadas con mantequilla. Un café o un Cola-Cao. Leer la prensa en Internet o bajar al quiosco. Si elijo bajar, ¿qué ropa me pongo? Y luego cuando vaya a trabajar, ¿qué camino escojo? ¿El 138 + L10 + L5 o el 500 + L5? Y para el transporte público, ¿libro o música? Y aún no hemos llegado a las dos de la tarde, hora en la que el común de los mortales suele llenarse el estómago por segunda vez. O por tercera, depende de si hemos elegido almorzar o tomar un aperitivo.

Nuestras vidas se basan en continuas decisiones que hilamos unas con otras. Y de cada una de estas acciones se derivan una serie de consecuencias. Para bien o para mal. Y tendremos que ser responsables y consecuentes (valga la redundancia) con estos actos porque lo que venga después puede ser bueno o malo. Puede ser eventual o infinito. Puede hacer más sólida una cosa, relación, sentimiento, persona... o romperla definitivamente. Mi abuela, sabia mujer, siempre que se trata este tema recuerda un refrán que, personalmente, me encanta y me hace mucha gracia: "Arrieros somos y en el camino nos encontraremos".

Estad atentos. Vuestra próxima decisión puede ser vital. Y acarrear consecuencias de las que os arrepintáis toda la vida y ésta es demasiado larga como para vivir atormentados con la conciencia intranquila y los remordimientos incontrolados.

viernes, 8 de octubre de 2010

Ante un domingo histórico

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida (...)

Coplas a la muerte de su padre - Jorge Manrique (1440-1479)


Una cocina en un piso de estudiantes. Colgado bajo el reloj, un almanaque. En el calendario una cruz roja. Bajo esa marca un día de la semana. Domingo, 10 de octubre.

Una cabeza loca, de colgada. Llena de recuerdos que se avivan a las puertas de un fin de semana mítico.

Los domingos en los que un señor la arrastraba fuera de la cama, sin tiempo de lavarse la cara, y con los ojos aún legañosos la sentaba frente al viejo televisor (de esos que no tenían mando a distancia y se cambiaba de canal apretando a unos pequeños botones grises) para ver a unos locos corriendo en moto o en coche. Sin entender nada. Observaba las motos tumbarse, casi besar el suelo. Y sentía miedo porque pensaba que aquello debía ser muy arriesgado. Otros domingos veía a unos señores metidos en unos coches adelantarse en curvas o rectas infinitas. Y se preguntaba como podían conducir en un espacio tan pequeño porque ahí no podía caber el palo que utilizaba el señor que la despertaba para conducir el coche. Entonces se imaginaba que el hombre que conducía se sentaba en una silla y montaban a su alrededor esos coches tan distintos a los que circulaban por las calles de su ciudad.

El recuerdo más vivo, y también más pasional, data de una reunión familiar paterna. En un pueblo perdido de la mano de Dios en la provincia de Teruel, entre montes secos. Comían paella y de repente sus ojos se fijaron en un piloto español (así lo dedujo por que todos le llamaban Álex). Se batía en duelo con otro piloto, para ella, con nombre de chicle (Doohan) y, literalmente, alucinó con aquellos adelantamientos. Tanto que perdió la noción de su tenedor repleto de paella que fue a parar al vestido "de los domingos" con la siguiente colleja doble de la señora que la trajo al mundo.

Recuerdo, de forma difuminada, el título de Álex Crivillé en 500cc en 1999. Fue en el GP de Brasil y era septiembre, probablemente el segundo o el tercer fin de semana. La memoria falla. ¿Mucho estudio? No, demasiada fiesta. Sabía que lo que había logrado era grande pero es, con el paso del tiempo, cuando valoro realmente su hazaña. Ahora marco en mi calendario otro fin de semana histórico. Jorge Lorenzo es virtual campeón de MotoGP (la antigua 500cc) y los días de esta semana se eme están haciendo eternos. Ojalá ya fuera domingo. Ojalá se estuviese disputando en este mismo momento la carrera de Malaisia. Grabaré en mi retina, junto a otros momentos gloriosos del deporte español, el instante en el que el mallorquín se corone rey del mundo. "Debe correr como si fuera una carrera normal", le aconseja Crivillé. Que corra como sólo él sabe hacer y cuando acabe la carrera que siga corriendo, no ya hacia la bandera de cuadros sino hacia la gloria. Sin embargo, me hace gracia que la gente no se alegre de tal hazaña por ser quién es el que la obra. Dicen que les cae mal, ¿acaso le conocen? ¿Han charlado con él fuera de los focos, lejos de micrófonos y grabadoras, a distancia de los circuitos? Malditos prejuicios de este país de ganchitos y calimocho.

En fin, preparen sus cerebros. Localicen el botón de 'Rec'. Estamos ante un fin de semana histórico. Y sólo seremos un poco conscientes de ello. Los años nos enseñarán a valorar la gesta de Jorge Lorenzo. ¡Dale gas campeón!

PD: No me olvido de Toni Elías que también puede ser campeón de Moto2. El chico de la eterna sonrisa puede hacerla perenne en Malasia. Y tampoco cae en el olvido mi ojito derecho, mi preferido, Dani Pedrosa. Me fastidió el fallo de la Honda en Motegi. No se lo merecía. Este Mundial seguiría sin decidirse con él en la pista pero la mala suerte se cebó con el catalán... Apuesto que un día Lorenzo Y Crivillé te abrirán las puertas del Olimpo de los campeones españoles.