viernes, 20 de agosto de 2010

Un rompecabezas de cuatro tiempos



Dicen que en las bodas el secreto mejor guardado es el vestido de la novia. La novia que cualquier marca de motos quiere tener a los mandos de su máquina es el piloto más grande de los últimos tiempos, Valentino Rossi. Pero esta novia ha tenido el secreto peor guardado de la historia de los fichajes en motociclismo.


Ya lo adelantó el Diario AS en su día, me aventuro a recordar que hace un año una fuente más que fiable me aseguró que en 2011 Valentino sería la novia de Italia igual que Julia Roberts lo es de EEUU y vestiría de rojo, el color de moda, el color de los ganadores.


Está claro que el sueño de cualquier tifosi italiano era ver en Ducati, marca italiana, a su querido Valentino, natural de Urbino una localidad situada a 110 km de Florencia, una de las cunas del arte italiano que es lo que hace El Doctor a los mandos de su Yamaha M1. Y es con esta máquina con la que ha vivido un romance sin igual. En 2004 cuando el italiano llega a la marca japonesa procedente de la otra marca del Imperio del sol naciente, Honda, la Yamaha era una moto de mitad de la tabla, no aspiraba a convertirse en la moto sobre la que Valentino se coronaría campeón del mundo en MotoGP por cuatro veces. Pero para el italiano no hay retos imposibles. Dani Pedrosa dijo durante el GP de Brno (República Checa) que "está claro que Valentino sabe cómo mejorar las motos, sabe de qué va el tema". A la vista está que la actual Yamaha M1 es la mejor moto de la parrilla gracias a Rossi.


Su salida de Yamaha plantea varios interrogantes. ¿Será capaz la M1 de seguir su línea actual? Probablemente sí. La mejora y la puesta a punto de la moto no es para una única temporada, el rendimiento actual de la M1 viene de una progresión espectacular que no acaba en 2010, podremos disfrutar de ella varios años más bajo la tutela de Lorenzo y, probablemente, Ben Spies. Sin muros y compartiendo telemetría como confirmó el mallorquín. Otra pregunta inevitable es si Valentino podrá repetir su hazaña con la Desmosedici. No lo dudo ni un segundo. La moto italiana no está en las nefastas condiciones con las que se encontró Valentino en 2004 por lo que me atrevo a decir que el trabajo con ella no será tan arduo. Sólo espero que no se prolongue demasiado para que la diversión llegue cuanto antes. Ver a Valentino a los mandos de la Ducati (un orgasmo motociclista para cualquier italiano, perdonadme la expresión) luchando con Lorenzo y Pedrosa es algo increíble y lo único que podemos hacer hasta el año que viene es ser pacientes y repasar los vídeos de esta temporada que también nos deja peleas y enfrentamientos emocionantes y pasionales.


El fichaje de Valentino por Ducati es la primera pieza de este rompecabezas de cuatro tiempos que es MotoGP. Quedan por llegar renovaciones y nuevos fichajes que terminarán de encajar en este maravillo puzzle de velocidad...

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